Empezamos pronto con algunas de las cosas más evidentes en este periodo, por lo que concierne al tema "La atormentada relación amor-odio entre el traductor y el ordenador".
Tanto a lo largo del trienio académico como durante el trabajo de traducción de tesis, vi tan muchas “disfunciones” informáticas que sobre el tema siempre se abre un abismo - voluntario o no - de ignorancia. Y no hablo de cosas abstrusas: me refiero a conceptos básicos que facilitan muchísimo al enfoque general hacia el trabajo. Conceptos que cuestan un esfuerzo bastante contenido para ser realizados. Conceptos que incluso podrían aparecer banales.
1 - El teclado, o sea "¿Cómo puedes ser tan rápido?".
A menudo me ha pasado ver a personas que se quejaban de una general lentitud en la traducción, incluso con textos sencillos y no específicos. Intrigado por este hecho, y con un poco de investigación, descubro que la mayoría de las veces el problema principal es lo del tecleado.
Suelo teclear con todos los diez dedos, sin mirar el teclado; uso muy poco el ratón y abuso de los atajos que están en cualquier software (hablando de esto, las sagradas combinaciones de Ctrl + x/c/v/y/z, presentes tanto en Word como en Trados, deben ser aprendidas ¡pase lo que pase!).
Hay quien teclea con los índices, quien con los medios, quien con los pulgares, hay quien mira el teclado, quien utiliza algunos atajos para facilitar el trabajo y quien piensa que la tecla Alt sirve para parar la ejecución de un programa ("Bueno, hay un Alt: ¡deberá parar algo!", exclamó una sospechosa pero joven persona que no voy a nominar, dejándome boquiabierto). ¡No hablamos de las catástrofes que ocurren cuando se necesita cambiar configuración de teclado y trabajar con carácteres diferentes, como los de español o de alemán! Si no nos acostumbramos a teclear con configuraciones de teclado diferentes, ralentizaremos muchísimo nuestro trabajo.
¿Consejo? Nos ayudan sitios como Typingweb, que proporcionan una solución: aunque al comienzo nos sentímonos como monos de laboratorio que tropiezan en las teclas, ¡perseveramos! Al cabo de un par de semanas teclearemos con más fluidez, mirando la pantalla en vez del teclado; y si aprenderemos a usar los atajos más que el ratón, podremos ejecutar mandos y corregir errores al vuelo. De esta manera ahorraremos un montón de tiempo: probar (y tener paciencia) para creer.
2 – Organizar el trabajo, o sea "¿Estaba aquí... dónde está? ¿Quizás lo haya puesto en otro lugar? ¡Maldición, lo necesito en seguida!
Esto es un problema, también. Dejando de parte escritorios abrumados por carpetas provisionales y traducciones in progress, por muchos usuarios ordinar los datos es un lío, y a menudo nos empleamos una eternidad para encontrar aquel glosario particular o aquella memoria de traducción específica.
Tengo en mi escritorio muy pocas carpetas provisionales, luego clasifico todo lo antes posible, y de manera más clara posible. Con fecha, posiblemente (podríamos no recordar el "dónde", pero - se espera - por lo menos el "cuándo"). Cuanto más dispersamos los ficheros, más difícil será obtenerlos en un abrir y cerrar de ojos cuando los necesitaremos.
Desafortunadamente, fuera de las funciones estándares de búsqueda del sistema, no hay programas que puedan arreglar el desorden del usuario. Por lo tanto, la prevención se revela la terapia mejor. Tratamos ser ordenados y precisos desde el comienzo.
3 – La tecnofobia, o sea “¿Trados? ¿MemoQ? ¡Noooo demasiado difíciles… yo uso Word!”.
Empecé con OmegaT. Luego me desplacé a Wordfast Anywhere y Trados 2009. Después Trados 2011, y ahora me encuentro en la versión 2014. En tanto, vi por mi cuenta el funcionamiento de MemoQ 2014 de Kilgray, y Wordfast Pro. Y no sabía utilizar ninguno de estos programas. Un poco de cursos y mucha curiosidad hicieron la magia. Debe ser claro: la teoría sirve muy poco si no se aplica, y con estas herramientas deberíamos hacer práctica casi diaria. Aprender no fue tortas y pan pintado, bueno, pero fue mucho más fácil de lo que creía, sobre todo una vez que logré comprender la lógica y los automatismos fundacionales para cualquiera herramienta TAO.
No debemos creer que aprender algo nuevo es difícil. Pensamos, al contrario, que es interesante y que nos enriquece. Por otro lado, si somos más materialistas y nos damos cuenta del lado más práctico de las cosas, pensamos que ser capaces de gestionar herramientas TAO diferentes enriquece el curriculum.
¿Consejo? La red rebosa de manuales de uso para Trados. Elegimos uno, cargámolo en el TAO y traducímolo: de este modo no solo haremos práctica de traducción, sino adquiriremos a) glosario técnico, b) conocimiento teórico-práctico del programa, y c) si encontraremos el mismo manual en español podremos corregir nuestra traducción. ¿Os parece poco?
4 – Una rápida consulta, o sea “Cuándo la campana... ehm... uuuuhm… ¡diablos, no logro el término!”
En efecto, realizar un glosario poniendo el to al comienzo de cada verbo inglés sería como tirar piedras al propio tejado. En particular si - como en el título - en el medio de una interpretación simultánea nos encontramos en un vacío temporal y tenemos que agarrar al vuelo el verbo (to) toll. Y no lo encontramos, mientras que nuestros vacío verbal y vergüenza crecen aun más. Creo es mejor dejar el to al final y entre paréntesis, de manera que se facilite la búsqueda terminológica (además comprendéis inmediatamente que se trata de un verbo en vez de un nombre).
Esto es uno de los muchísimos consejos sobre la realización de un glosario. En la red hay millones. El glosario es la primera fuente de consulta cuando nos encontramos delante de un testo o de una sesión de interpretación. Es buena práctica anotar todas aquellas palabras de que estemos dudosos así que la investigación y memorización sean más completas, además de una estructura lo más ordenado, uniforme y fácil posible.
Suelo escribir los términos y las traducciones en el bloc de notas de Windows, luego transfiero todo en una hoja Excel (¡recordad pulsar la tabuladora entre el término y su traducción, o Excel los hincará en la misma columna cuando transfiráis todo!), luego añadiendo en Excel enlaces y/o notas personales para dar contesto si necesario. Dejo todos los términos en minúsculas, excepto por nombres propios o acrónimos (de los que pongo el nombre extenso en ambas las lenguas).
No debemos ser perezosos o superficiales; no debemos tener miedo de actualizar y/o corregir los glosarios, ni de emplear los caracteres correctos: he visto quien, por negligencia/miedo de cambiar configuración de teclado, escribía todo sin tildes, ñ, ü, etc. Consejo, por supuesto, escribir todo como es. De otro lado será un berenjenal si importamos el glosario en el MultiTerm de Trados, ¿verdad?
Por fin, recordémonos que en la web nunca estamos solos: ¡los glosarios abundan! Por ejemplo aquí, aquí, aquí, aquí o aquí. Tal vez no siempre tendremos una seguridad del 100% en la traducción, pero de otro lado nos podremos orientarnos si necesitamos de contexto o de confirmación a nuestras hipótesis cuando nuestras certidumbres traductivas estarán en un punto muerto.
Y con este último consejo, me paro. Por ahora.
Tanto a lo largo del trienio académico como durante el trabajo de traducción de tesis, vi tan muchas “disfunciones” informáticas que sobre el tema siempre se abre un abismo - voluntario o no - de ignorancia. Y no hablo de cosas abstrusas: me refiero a conceptos básicos que facilitan muchísimo al enfoque general hacia el trabajo. Conceptos que cuestan un esfuerzo bastante contenido para ser realizados. Conceptos que incluso podrían aparecer banales.
1 - El teclado, o sea "¿Cómo puedes ser tan rápido?".
A menudo me ha pasado ver a personas que se quejaban de una general lentitud en la traducción, incluso con textos sencillos y no específicos. Intrigado por este hecho, y con un poco de investigación, descubro que la mayoría de las veces el problema principal es lo del tecleado.
Suelo teclear con todos los diez dedos, sin mirar el teclado; uso muy poco el ratón y abuso de los atajos que están en cualquier software (hablando de esto, las sagradas combinaciones de Ctrl + x/c/v/y/z, presentes tanto en Word como en Trados, deben ser aprendidas ¡pase lo que pase!).
Hay quien teclea con los índices, quien con los medios, quien con los pulgares, hay quien mira el teclado, quien utiliza algunos atajos para facilitar el trabajo y quien piensa que la tecla Alt sirve para parar la ejecución de un programa ("Bueno, hay un Alt: ¡deberá parar algo!", exclamó una sospechosa pero joven persona que no voy a nominar, dejándome boquiabierto). ¡No hablamos de las catástrofes que ocurren cuando se necesita cambiar configuración de teclado y trabajar con carácteres diferentes, como los de español o de alemán! Si no nos acostumbramos a teclear con configuraciones de teclado diferentes, ralentizaremos muchísimo nuestro trabajo.
¿Consejo? Nos ayudan sitios como Typingweb, que proporcionan una solución: aunque al comienzo nos sentímonos como monos de laboratorio que tropiezan en las teclas, ¡perseveramos! Al cabo de un par de semanas teclearemos con más fluidez, mirando la pantalla en vez del teclado; y si aprenderemos a usar los atajos más que el ratón, podremos ejecutar mandos y corregir errores al vuelo. De esta manera ahorraremos un montón de tiempo: probar (y tener paciencia) para creer.
2 – Organizar el trabajo, o sea "¿Estaba aquí... dónde está? ¿Quizás lo haya puesto en otro lugar? ¡Maldición, lo necesito en seguida!
Esto es un problema, también. Dejando de parte escritorios abrumados por carpetas provisionales y traducciones in progress, por muchos usuarios ordinar los datos es un lío, y a menudo nos empleamos una eternidad para encontrar aquel glosario particular o aquella memoria de traducción específica.
Tengo en mi escritorio muy pocas carpetas provisionales, luego clasifico todo lo antes posible, y de manera más clara posible. Con fecha, posiblemente (podríamos no recordar el "dónde", pero - se espera - por lo menos el "cuándo"). Cuanto más dispersamos los ficheros, más difícil será obtenerlos en un abrir y cerrar de ojos cuando los necesitaremos.
Desafortunadamente, fuera de las funciones estándares de búsqueda del sistema, no hay programas que puedan arreglar el desorden del usuario. Por lo tanto, la prevención se revela la terapia mejor. Tratamos ser ordenados y precisos desde el comienzo.
3 – La tecnofobia, o sea “¿Trados? ¿MemoQ? ¡Noooo demasiado difíciles… yo uso Word!”.
Empecé con OmegaT. Luego me desplacé a Wordfast Anywhere y Trados 2009. Después Trados 2011, y ahora me encuentro en la versión 2014. En tanto, vi por mi cuenta el funcionamiento de MemoQ 2014 de Kilgray, y Wordfast Pro. Y no sabía utilizar ninguno de estos programas. Un poco de cursos y mucha curiosidad hicieron la magia. Debe ser claro: la teoría sirve muy poco si no se aplica, y con estas herramientas deberíamos hacer práctica casi diaria. Aprender no fue tortas y pan pintado, bueno, pero fue mucho más fácil de lo que creía, sobre todo una vez que logré comprender la lógica y los automatismos fundacionales para cualquiera herramienta TAO.
No debemos creer que aprender algo nuevo es difícil. Pensamos, al contrario, que es interesante y que nos enriquece. Por otro lado, si somos más materialistas y nos damos cuenta del lado más práctico de las cosas, pensamos que ser capaces de gestionar herramientas TAO diferentes enriquece el curriculum.
¿Consejo? La red rebosa de manuales de uso para Trados. Elegimos uno, cargámolo en el TAO y traducímolo: de este modo no solo haremos práctica de traducción, sino adquiriremos a) glosario técnico, b) conocimiento teórico-práctico del programa, y c) si encontraremos el mismo manual en español podremos corregir nuestra traducción. ¿Os parece poco?
4 – Una rápida consulta, o sea “Cuándo la campana... ehm... uuuuhm… ¡diablos, no logro el término!”
En efecto, realizar un glosario poniendo el to al comienzo de cada verbo inglés sería como tirar piedras al propio tejado. En particular si - como en el título - en el medio de una interpretación simultánea nos encontramos en un vacío temporal y tenemos que agarrar al vuelo el verbo (to) toll. Y no lo encontramos, mientras que nuestros vacío verbal y vergüenza crecen aun más. Creo es mejor dejar el to al final y entre paréntesis, de manera que se facilite la búsqueda terminológica (además comprendéis inmediatamente que se trata de un verbo en vez de un nombre).
Esto es uno de los muchísimos consejos sobre la realización de un glosario. En la red hay millones. El glosario es la primera fuente de consulta cuando nos encontramos delante de un testo o de una sesión de interpretación. Es buena práctica anotar todas aquellas palabras de que estemos dudosos así que la investigación y memorización sean más completas, además de una estructura lo más ordenado, uniforme y fácil posible.
Suelo escribir los términos y las traducciones en el bloc de notas de Windows, luego transfiero todo en una hoja Excel (¡recordad pulsar la tabuladora entre el término y su traducción, o Excel los hincará en la misma columna cuando transfiráis todo!), luego añadiendo en Excel enlaces y/o notas personales para dar contesto si necesario. Dejo todos los términos en minúsculas, excepto por nombres propios o acrónimos (de los que pongo el nombre extenso en ambas las lenguas).
No debemos ser perezosos o superficiales; no debemos tener miedo de actualizar y/o corregir los glosarios, ni de emplear los caracteres correctos: he visto quien, por negligencia/miedo de cambiar configuración de teclado, escribía todo sin tildes, ñ, ü, etc. Consejo, por supuesto, escribir todo como es. De otro lado será un berenjenal si importamos el glosario en el MultiTerm de Trados, ¿verdad?
Por fin, recordémonos que en la web nunca estamos solos: ¡los glosarios abundan! Por ejemplo aquí, aquí, aquí, aquí o aquí. Tal vez no siempre tendremos una seguridad del 100% en la traducción, pero de otro lado nos podremos orientarnos si necesitamos de contexto o de confirmación a nuestras hipótesis cuando nuestras certidumbres traductivas estarán en un punto muerto.
Y con este último consejo, me paro. Por ahora.
Nessun commento:
Posta un commento